lunes, 23 de abril de 2018

Venezolanos tienen trabajo en Guayaquil luego de dormir en parques y caminar por horas

Antonio Guerrero a pie recorrió la av. Malecón, la av. 9 de Octubre hasta llegar a Miraflores. Así este personal trainer (entrenador personal) repartió su hoja de vida ofreciéndose en “lo que se pueda ayudar” en sus primeros días en Guayaquil,
El caraqueño de 35 años estuvo a punto de ingresar a trabajar como instructor en sóftbol, pero antes un restaurante lo contrató verbalmente de parrillero de lunes a domingo en Miraflores.
Al igual que Guerrero, en otros puestos como barberías, obras de construcción, estudios de tatuaje, restaurantes o discotecas, taxis, comercio informal y más, los llaneros van sumándose a la fuerza laboral.
Sus realidades cambiaron. Darwin Guerrero dejó su puesto como escolta presidencial y acá aprendió a tatuar. “Parte de lo que gano envío a mi familia que sobrevive con lo que mando”. dice este venezolano que es parte de los 288.005 que entraron al país en 2017.
Esa cifra tuvo un alza del 181% respecto del 2016, según registros oficiales.
De los venezolanos que ingresaron al país, 61.138 no salieron, se quedaron. Hoy, muchos con sus ingresos solventan el alquiler de casas compartidas con más compatriotas y envían dinero a sus familiares en Venezuela. Con esos fondos esperan que consigan comida, ya que con lo que ganaban allá se hacía inasequible. Otros, como Joel Chevique, ahorran para traer a familiares.
Tienen su objetivo: trabajar. Frases como “un día sin trabajar es un día perdido” y “no es deshonra tocar una puerta” repiten Moisés Osorio y Jéssica Cinnirella, jóvenes de 22 y 24 años. Aquí, sus historias. (I)

Fuente: https://www.eluniverso.com/guayaquil/2018/04/23/nota/6728442/tienen-trabajo-luego-dormir-parques-caminar-horas

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