“No puedo quedarme sin trabajar sino quién nos da el pan, he perdido casi una semana de trabajo, debía entregar pintado este auto, he perdido siquiera unos $ 200 esta semana”, decía el viernes pasado Fabián Pulsara al reiniciar sus labores de pintado de un auto en las calles Gómez Rendón y José Mascote, donde vive con su pareja, Blanca Bustamante.
Ambos ese día llevaban cuatro días conviviendo con picazón en los ojos y secreción de lagañas, tenían conjuntivitis. Ellos pasaron recetados, evitando exposición a la luz. Esa mañana el malestar bajó y él decidió reiniciar el trabajo en ese auto que debió entregar ayer.
Así viven estas semanas familias y grupos de trabajos que en seguidilla se han contagiado, sumándose a las cifras nacionales que entre enero y febrero suman 29.627 en el país.
En el mismo sector, Patricia Escobar con su hija Leonela y su nieto Isaac se sentían con menos estragos de la enfermedad que afecta la visión y se reportan en centros de salud del Ministerio de Salud (MSP) y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). En la zona 8, los centros de salud del MSP han atendido 1.374 casos.
Roberto Miranda y sus dos primos Renato y Francisco, también amanecieron en la misma zona con ojos rojos, malestar y lagrimeo de lagañas.
“En la gasolinera que trabajo llegaba mucha gente infectada, el contacto con las monedas y todo eso pudo haber sido”, dijo el hombre que dejó su trabajo en la 40 y Portete para atenderse en el Hospital del Día Efrén Jurado, en el centro-sur.
La llegada continua de pacientes por recibir atención se mantiene desde la segunda quincena de este mes. El viernes 23, una cola de treinta pacientes, entre esos Miranda, aguardaba en ese sanatorio, en la av. Eloy Alfaro y Argentina.
Michael Toro, que se contagió el martes 20, permanecía en la fila junto con su esposa, Katherine Paredes, que el viernes amaneció con ojos rojizos. Al igual que ellos, vecinos de Portete y la 21, y su hija Emiliy, también le afectó. Vecinos se pasean con gafas al sufrir el mal.
En Venezuela y la 18, Patricia Álava y sus cuatro hijos Patricia, Elvia, Rosa y Guido y seis nietos también se contagiaron en seguidilla la semana pasada. Ella se cansó de esperar en el centro del IESS de la Bahía, mientras el resto se atendió en el centro de salud de Portete y la 21.
“Estuve todo el día esperando, no podía esperar más porque sufro estar parada, de ahí no volví más y me ayudo con agua de manzanilla y gotas que les recetaron a mis hijas”, dijo la mujer enferma de artrosis.
Los hijos mayores, Patricia y Guido, tuvieron tres días de permiso en sus trabajos en una reparadora de celulares. Entre todos habrán gastado alrededor de cinco frascos que cuestan $ 4 cada uno.
En el centro de salud del IESS, ubicado en la Martha de Roldós, la atención era constante, sumaban más de 280 turnos pasado el mediodía. Allí Rodrigo Tupul contó que su esposa, y dos hermanos, David y Ana, resultaron contagiados en su casa en Bastión Popular. (I)
Fuente: https://www.eluniverso.com/guayaquil/2018/02/25/nota/6638059/cadena-infecciones-conjuntivitis-afecta-familias
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